Marcos A. Torres-Andrada, Presidente Asociación de Amigos del Constructivismo
En este año 2024, en el que conmemoramos los 300 años de la Fundación de Montevideo, los 150 años del nacimiento del Maestro Joaquín Torres-García y los 90 años del inicio del movimiento constructivista uruguayo, despedimos con gran pesar al artista, pensador, docente e individuo excepcional, Manuel Aguiar, cuya cálida y amable personalidad es, desde ya, una ausencia muy presente para quienes lo trataron y conocieron, y cuyo tránsito es el fin del ciclo de la primera generación del Taller Torres-García, pues él fue el último discípulo directo del Maestro en viajar al espacio de los Ancestros.
Acompañamos en el sentimiento a sus familiares y amigos, así como a quienes le fueron cercanos.
Adjunto a continuación la nota publicada por la Dirección Nacional de Cultura en ocasión de su tránsito:
La Dirección Nacional de Cultura lamenta profundamente el fallecimiento del reconocido artista plástico Manuel Aguiar (1927-2024), pintor, profesor y ensayista, nacido en Montevideo.
Alumno del Maestro Joaquín Torres García de 1944 a 1949. Forma parte del Taller Torres García hasta 1958, participa en alrededor de veinte exposiciones y colabora en la revista Removedor, órgano de difusión oficial del taller. En 1950 hace un viaje de estudios a Chile, Bolivia y Perú, donde permanece un año estudiando las diferentes manifestaciones religiosas y artísticas de las culturas precolombinas. Visitando los sitios y los museos, realizará la profunda interrelación entre religión, expresión artística y dinamismo simbólico existente en dichas culturas; esta comprensión va a ser muy importante en su posterior evolución artística.
En 1954 viaja a Grecia, Turquía, Siria, Líbano, Egipto e Italia, profundamente interesado por las primeras manifestaciones expresivas de las civilizaciones mediterráneas, en particular por las primeras escrituras y alfabetos. En 1955 se instala en París, donde trabaja y expone hasta 1985. Desde 1955 hasta 1958, asiste a cursos en el Collège de France (profesores Paul Mus y Henri Puech) y en los museos Guimet y Cernuschi, sobre la filosofía y el simbolismo de las religiones orientales: vedanta, budismo zen, gnosis, islam y sufismo. Estos estudios y reflexiones van a producir, a partir del grafismo, de la caligrafía y de un trabajo sobre los ritmos respiratorios, una evolución en el lenguaje expresivo del artista. En relación con su actividad de pintor, también dictó cursos de pintura e historia del arte en la UPASEC (Vèrcheny, Drôme), durante dos años (1982 1983).
En 2000 realiza un viaje a la antigua Ruta de la Seda: Uzbekistán, Turkmenistán y Kazajistán, gran vía de comercio y de difusión del taoísmo, del budismo tibetano y del sufismo. La vivencia de tal influencia perdura en testimonios arquitectónicos de la época y a nivel popular, en lo que siempre fue un magnífico crisol de razas, de credos y de expresiones artísticas. Este viaje fue también algo muy importante en la disposición creativa y en la evolución expresiva del artista.