Dra. Luz Towns-Miranda*

Existe evidencia directa de que hay un aumento en la depresión y la ansiedad en los niños y adolescentes que están expuestos de manera prolongada a las redes sociales. El cirujano general de los Estados Unidos, Dr. Vivek H. Murthy, ha emitido una fuerte advertencia sobre los efectos nocivos de las redes sociales entre los jóvenes.

Actualmente, existen datos suficientes que demuestran que las redes sociales también pueden disminuir el aprovechamiento escolar, más ponen a los menores en riesgo de muchas formas incluyendo el ciberacoso, la exposición a la pornografía y a depredadores sexuales. También, provocan adicción y aislamiento, cuando los niños no pueden dejar de mirar las pantallas.

Se han reportado incidentes de niños que han sido acosados hasta el punto de suicidarse, así como la explotación sexual de menores que se realiza a través de las redes sociales. También, ha habido casos en los que pedófilos se hacen pasar por adolescentes, para luego atrapar a los jóvenes, tanto chicas y chicos.

También está la proliferación de la exposición a la pornografía, especialmente entre los adolescentes varones, lo que puede tener consecuencias sexuales muy perjudiciales para ellos en el futuro. La adicción a la pornografía compromete y puede arruinar un funcionamiento sexual saludable.

Como factores que contribuyen a la depresión y la ansiedad, la exposición prolongada y sin supervisión a redes sociales crea una percepción entre los niños y adolescentes de que “no son tan buenos” y “no tienen tanto” como los demás, y de que su vida debería ser diferente. Por ende, piensan que deberían de llevar un estilo similar a lo que ven en la pantalla.

Algunos distritos escolares en el país han exigido recientemente a los niños que entreguen sus teléfonos móviles al llegar a la escuela, poniendo el dispositivo en una bolsa y entregándolo durante las horas de clase, similar a una norma que ha comenzado a usarse en teatros y lugares de entretenimiento, entre los adultos cuando acuden a una actuación o evento en vivo. Estas escuelas han visto un aumento dramático en la participación de los niños, lo que demuestra que las pantallas digitales y las redes sociales están alterando el buen funcionamiento de los estudiantes en la escuela. ¿Cómo pueden aprender los niños y adolescentes en la escuela, si están demasiado preocupados enviando mensajes de texto, siguiendo a sus nuevos amigos en las redes sociales o cualquier cosa que esté de moda (trending en inglés) en TikTok o Instagram, entre otras aplicaciones populares?

Los padres y cuidadores de hoy llevan mucho tiempo luchando con el desafío de comprender y abordar los efectos de la exposición a las pantallas digitales, y las redes sociales entre niños y adolescentes. Hace unos meses, escribí una columna acerca de los efectos perjudiciales de las pantallas digitales en los bebés, informando que los niños menores de dos años NO deben ser expuestos a las pantallas digitales, excepto para hablar por cámara en video, con familiares cercanos y seres queridos. Esto se debe a que las pantallas digitales no son interactivas y las interacciones entre un niño pequeño y un dispositivo, afectarán el desarrollo mental, social, emocional y neurológico del infante.

La reciente declaración del Dr. Murthy es un paso gigantesco hacia la comprensión de lo que “se debe y no se debe” hacer; los límites y la falta de ellos; del tiempo apropiado frente a las pantallas digitales y las redes sociales; enfocado en la adolescencia. Murthy declaró la situación como una emergencia, e instó a una conversación pública a medida que continúa acumulándose la evidencia de que las redes sociales no son seguras para los niños. Asimismo, reiteró una alerta del año pasado, en el cual destacó varias recomendaciones para los legisladores y creadores de políticas de salud, también para a las empresas de redes sociales y otras partes interesadas, incluyendo que se añadan “etiquetas” de advertencia en las redes sociales, para aumentar la seguridad de los niños y adolescentes en estas plataformas digitales.

Pero mientras tanto, ¿qué pueden hacer los padres y cuidadores? Debemos permanecer alerta y frenar el uso excesivo de las redes sociales, supervisar su uso adecuado y controlar su tiempo, haciendo de esto, una prioridad. El tiempo de uso y el contenido adecuado variarán según la edad y la etapa de desarrollo en que se encuentra el niño o adolescente.

La gran pregunta es: ¿Es su hijo/a lo suficientemente maduro/a para tener un teléfono? Tenga en cuenta que, en testimonios y declaraciones públicas, algunos ejecutivos de las redes sociales y desarrolladores de tecnología, han declarado que NO permiten que sus hijos tengan un teléfono móvil antes de los 16 años, que (dicho sea de paso) es la edad legal para conducir un automóvil con un permiso de aprendizaje. Estos niños tienen computadoras para hacer las tareas escolares, y los tiempos libres son supervisados y limitados, pero no tienen teléfonos que les distraigan a cada segundo.

Los padres y cuidadores deben preguntar a sus hijos en qué redes sociales se encuentran. Y dado que los adultos son quienes pagan por el servicio del teléfono, deben pedir a los niños que les dejen ver a quién siguen en Instagram o TikTok. “Quiero ver las tendencias – o como dicen en inglés ‘What’s trending’ – en tu teléfono. Quiero asegurarme de que no sea algo que pueda causarte daño”, es un acercamiento común que ha demostrado funcionar.

Los padres también pueden instalar aplicaciones de seguridad en Internet, y usar herramientas de monitoreo/supervisión parental en teléfonos y otros dispositivos digitales, plataformas de redes sociales y portales web. Esto debería ocurrir lo antes posible, e idealmente antes de que el dispositivo (nuevo o de repuesto) sea entregado a un adolescente o un niño.

Recuerden que cuanto más tiempo un menor tenga acceso ilimitado a tiempo frente a la pantalla digital y las redes sociales, más difícil será empezar a frenar dicho acceso. Sepan que las redes sociales pueden funcionar como una herramienta de control mental y, una vez que los niños se vuelven adictos o “dependientes”, podrían volverse hostiles, deprimidos e incluso violentos cuando su acceso al teléfono es de repente restringido. Es más eficaz que los adultos sean proactivos y traten de establecer límites lo antes posible, en lugar de eliminar por completo las pantallas digitales y las redes sociales.

*La Dra. Luz Towns-Miranda es psicóloga clínica, con práctica en la Ciudad de Nueva York.