Sandra Camponogara

Entre la vibrante actividad comercial de Kurfursterdamm, la calle donde se alinean tiendas para presupuestos elegantes, se encuentra la Iglesia Kaiser Wilhelm, en la que parecieran fundirse la modernidad de este milenio con los estragos de la Segunda Guerra Mundial. Su torre quebrada proyecta sobre los finos negocios una sombra que trae los recuerdos de agonías y dolores añejos.

Así es Berlín, una urbe donde se encuentran de frente cafés, galerías de arte, edificios que exhiben las heridas de la guerra, edificaciones ultramodernas en Postdamer Platz que han borrado con vidrio y metal los escombros doloridos, el recuerdo de una muralla que no está pero que en algún nivel aún existe, y su gente… los Berlineses parecerían ser oriundos de distintos lugares, dando así surgimiento a una población variada y tolerante.

Cada una de las distintas zonas de la ciudad (Centro, Este, Oeste, Este Central y Norte) tiene su personalidad y aspectos interesantes. El servicio de transporte público es muy bueno, aun cuando a veces carece de señalización adecuada. El U-Bahn, S-Bahn, colectivo y tranvía usan un sistema común de boletos y brindan distintas opciones para comprar un boleto por un solo viaje por el día, por una semana y otras opciones. A los boletos hay que validarlos en máquinas que estampan la fecha y hora. Hay multa por no validarlos. ¡Y los inspectores sí que verifican que todos viajen con boleto validado!

Los museos abundan en Berlín, incluyendo el “Museo del Muro” en Checkpoint Charlie, el notorio paso de frontera entre el Berlín Este y Oeste, “Gemaelde Gallerie” con numerosas pinturas de los siglos 13 a 18 y “Topografía del Terror”, un museo al aire libre que documenta el terror que aplicó el régimen Nazi y expone las celdas de prisioneros ubicadas debajo del tramo que queda de la Muralla.

 

Si bien Berlín está íntimamente ligada a su historia, esta ciudad es mucho más que un compendio de recuerdos sombríos. Famosa por los trabajos de ciencia e investigación que se desarrollan en la ciudad, Berlín cuenta, además, con numerosos bares donde se reúne la juventud y con más de 200 lugares para bailar, entre ellos “40 Seconds” en Postdamer Strasse 58, que se llama así por el tiempo que el elevador demora en llegar a la pista de baile.

La propuesta hotelera de Berlín es abundante y relativamente económica, debido al auge que tomó la construcción después del final de la Guerra Fría.

La actividad gubernamental, el esparcimiento nocturno, las milongas de tango argentino, las grandes convenciones y los paseos de compras tejen la fibra del Berlín de hoy. Alemania cuenta con la prosperidad que brindan las gruesas exportaciones a China y Berlín y está preparado para recibir con entusiasmo a sus visitantes.

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