La diversidad cultural y los conocimientos de los pueblos indígenas pueden aportar experiencias innovadoras y nuevas oportunidades de negocio a los destinos turísticos y a las comunidades locales, y ayudarlos a recuperarse de los impactos de la pandemia de COVID-19. Sobre esa base, la Organización Mundial del Turismo (OMT) ha colaborado con la Alianza Mundial de Turismo Indígena (WINTA por su sigla inglesa) en un conjunto de directrices, diseñadas para garantizar que este tipo de experiencias sean respetuosas y que sean las propias comunidades indígenas las que lleven las riendas.
La nueva Guía de la OMT para una recuperación inclusiva, número 4: Comunidades Indígenas, es el cuarto conjunto de directrices para abordar los impactos socioculturales de la COVID-19 publicado por la OMT. Las partes asociadas piden que se sitúe a las comunidades indígenas en el centro de los planes de recuperación y que se establezcan alianzas orientadas a la recopilación de datos precisos sobre el turismo indígena y sobre cómo este se ha visto afectado por la pandemia.
Las recomendaciones se basan en la experiencia de las partes asociadas y establecen soluciones para el empoderamiento socioeconómico de los pueblos indígenas a través del turismo. Entre ellas se incluye pasar de “ayudar” al emprendimiento indígena a “propiciarlo”, mejorar las aptitudes y capacidades, fomentar la alfabetización digital para la gestión de las empresas turísticas y lograr que las autoridades de los destinos y del sector turístico en general reconozcan la importancia de los pueblos indígenas.
La Guía, presentada con motivo del Día Internacional de la Diversidad Cultural, se basa en la colaboración durante una década entre la OMT y la WINTA. Ambas organizaciones trabajan juntas para que las comunidades indígenas puedan aprovechar su potencial turístico y promover sus éxitos. La colaboración más reciente, el proyecto “Tejiendo la recuperación”, se centra en el empoderamiento de las mujeres indígenas a través de experiencias de turismo responsable y artesanía indígena en América Latina.
Las recomendaciones también se han beneficiado de las aportaciones de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). En los últimos años, la OCDE ha avanzado significativamente en la investigación de políticas y la promoción de buenas prácticas y redes que abogan por el turismo indígena en sus países miembros.
La OMT está dispuesta a apoyar plataformas que refuercen las redes de los pueblos indígenas, convirtiéndolos en los responsables últimos de las operaciones turísticas que afectan a sus medios de vida.