Marcos A. Torres-Andrada, Presidente Asociación de Amigos del Constructivismo
A partir de su retorno a Montevideo en 1934, el Maestro Joaquín Torres-García hace una presentación de la Tradición Hermética -a la que denomina Doctrina Constructivista- dedicada al beneficio de las poblaciones humanas y no humanas que habitan en el Sacro Continente, y señala en su obra “Metafísica de la prehistoria indoamericana” (Montevideo, 1939), que, para cualquier tipo de logro colectivo válido, es necesario previamente haber construido una cultura en la cual fundamentarlo.
Esta labor, tantas veces repetida, con más o menos éxito, cada vez que diversos grupos humanos se encuentran, es tan imprescindible ahora como lo fue en la remota prehistoria, pues ahora como entonces, lo que está en juego es la supervivencia de los colectivos en cuestión.
El Maestro propone en su obra “Tradición del Hombre Abstracto” (Montevideo, 1938), una orientación para abordar los temas fundamentales de la cultura, así como una definición de la misma, en las cuales profundiza en la obra anteriormente mencionada (MPI, 1939) y en su Universalismo Constructivo (Buenos Aires, 1944)
En su Monumento Cósmico, emplazado en el Parque Rodó en Montevideo, en 1938, el Maestro aporta algunos de los instrumentos requeridos para ese necesario retorno a la Gran Tradición Continental, y las claves para aprehender el significado, sentido, perspectiva y referentes de estos, están explicados en el primer libro que publicó en Montevideo, “Estructura“, en 1935, así como en las obras ya mencionadas.
La Tradición Hermética es el hilo conductor entre muchas culturas, y se extendió, desde Egipto hasta África Atlántica y Japón, y a partir de 1492, toma una mayor presencia en nuestro Continente, el cual como lo demostró Ibarra Grasso, nunca estuvo aislado del resto del planeta.
El sistema para la construcción de una nueva cultura continental -pues existieron fundamentos comunes en los paradigmas precolombinos en toda la extensión de la región- requiere trabajar con lo común a todo y facilitar sinergias armónicas entre las diferencias irreductibles que determinan las características de cada individuo, de cada colectivo y de cada cultura.
En MPI (1939), el Maestro describe cuatro mega conjuntos determinantes de la realidad individual y plural: Movimiento Cósmico, hábitat terrestre, biología y lenguaje.
La referencia al Movimiento Cósmico la hace al describir los cómputos cronosóficos (mal llamados calendarios), así como las actividades y monumentos a ello dedicados.
El hábitat terrestre lo presenta al describir la geografía física y humana. Los determinantes biológicos los describe en referencia a la gastronomía, la reproducción, en tanto que base inevitable de la continuidad social, y por ende de los modelos de coexistencia.
El lenguaje incluye todas las posibilidades resultantes de la coherencia del pensamiento, los modos de comunicación, las artes, ciencias y otras expresiones humanas.
Joaquín Torres-García enfatiza que la espiritualidad individual y colectiva se manifiesta a través de los cuatro mega conjuntos descritos, pero que no se reduce a ninguno de ellos ni a su interacción.
La celebración del Inti Raymi como Año Nuevo andino y amazónico, impulsada por Germán Choque Condori (1955-2021), muy observado en Perú, Ecuador, partes de Argentina y Chile, también está auspiciado por el Estado Plurinacional de Bolivia.
Lo antedicho es algo muy significativo, por manifestar un resurgir de las antiguas tradiciones cosmosóficas de los Pueblos Originarios, el cual aporta elementos que trascienden las diferencias irreductibles de las varias poblaciones que habitan este Sacro Continente, y, por tanto, es un referente básico para construir una nueva cultura panamericana inclusiva fundamentada en el respeto.
Es vital salir del círculo vicioso en el cual estamos empantanados en la región, pero para esto hay mucho que hacer, y entiendo que la observancia de los puntos marcados por el Movimiento Cósmico, son un referente inevitable y excelente para orientar estas actividades.