Sandra Camponogara
Los deseos de felicidad nos acompañan toda la vida… “deseamos feliz cumpleaños”, “feliz Navidad”, “que tengas un feliz viaje”, “que seas feliz” … pero más allá del deseo bien intencionado, cabe preguntarse ¿Como hacer para alcanzar la felicidad?
En 1938, durante la Gran Depresión, los científicos de Harvard comenzaron a monitorear la salud de 268 estudiantes del segundo curso, con la intención de revelar los secretos de una vida saludable y feliz. Entre los participantes originales del estudio, se encontraba John F. Kennedy.
Ochenta años más tarde, el estudio que abarcó un análisis de los triunfos y fracasos tanto profesionales como familiares, reveló sorprendentes conclusiones.
Las relaciones personales cercanas, más que el dinero o la fama, son las responsables de una vida consistentemente feliz. Esos vínculos protegen a la gente de los descontentos de la vida, ayudan a demorar la decadencia física y mental y son conducentes a una vida feliz mucho más que la clase social, IQ, y hasta los genes. Además, nuestras relaciones y lo felices que nos sentimos en ellas tienen una influencia poderosa y muy positiva en nuestra salud.
Consistente con nuestra naturaleza gregaria, el estudio confirma que nuestro circulo afectivo y ser miembros activos de nuestra comunidad es lo que nos sostiene y nos mantiene sanos y felices.
Queda así científicamente comprobado que compartir con alguien nuestras vivencias, viajar en grupo, reunirse con amigos y tener relaciones sólidas está directamente ligado a nuestra felicidad y salud y nos alarga la vida. También tener un matrimonio satisfactorio protege la salud mental de los esposos. Por el contrario, nuestra expectativa y calidad de vida sufren cuando vivimos aislados o en soledad.
El estudio más largo de la historia sobre la Felicidad, concluye que el amor y la amistad son el trampolín hacia una vida saludable y feliz.