por Juan Carlos Dumas, Ph.D.*

Espero que estas recomendaciones la encuentren teniendo un hijo o hijos entre cero y cinco años o atravesando su embarazo. Aunque estos consejos son aplicables a niños de todas las edades, su impacto provechoso es mayor cuando los niños atraviesan los primeros cinco años de vida, que, a juicio de la mayoría de los psicólogos y educadores, son los más relevantes en términos de la construcción de personalidad. Si no, quizás quiera compartir estas ideas –que no sólo se basan en mi experiencia clínica de más de 30 años sino en investigaciones amplias y verificadas sobre el tema del desarrollo infantil– con sus amigos y familiares. Ellos también se beneficiarán de ellos. Así que, por favor, compártalos.

Número uno: contar historias y leer. Ya sea leyendo cuentos de cualquier tipo o contándolos, usted aumentará el repertorio expresivo de su hijo (las palabras que comienza a acumular en su cerebro) y, por tanto, su capacidad para comprender a los demás y comunicarse con ellos. Sorprendentemente, el lenguaje que usted, el padre, la madre o el abuelo, utiliza para leer o contar la historia NO es importante, sino su frecuencia. Muchos padres prefieren contarles cuentos a sus hijos a la hora de dormir, cuando están más relajados y menos distraídos con otras cosas.

Número dos: el aprendizaje de valores, la educación y la apreciación de los libros. Su hijo no apreciará las cosas que USTED tampoco valore. Puede mostrarle su interés leyendo delante de él también, preguntándole cuáles son sus temas de preferencia, indagando sobre los contenidos que tomó de un cuento o tópicos que está empezando a aprender en preescolar, etcétera.

Número tres: supervise la tarea de su hijo con regularidad y pida ayuda cuando sea necesario. Involucrar a familiares, buscar ayuda de voluntarios como estudiantes de secundaria o preparatoria, bibliotecas, tutores, etc., es una buena práctica, especialmente cuando su educación se realizó en un país diferente (con un plan de estudios diferente) y en un idioma que no es el inglés.

Número cuatro: estimular y apoyar la asistencia escolar. Un día de ausencia escolar es un hueco en la experiencia de aprendizaje del niño. A menos que haya un problema médico o una emergencia, trate de asegurarse de que su niño o niña no falte a clases y nunca le permita faltar “sólo porque sí.” Si a menudo están “demasiado cansados” para comenzar el día, la mayoría de las veces eso significa que usted, su cuidador, no mantiene un horario regular de sus actividades básicas: ir a la escuela, jugar, comer, dormir a una hora fija. La rutina puede ser una enemiga para algunos adultos, pero siempre es una aliada para los niños.

Número cinco: administre y filtre el acceso de su hijo a los medios de comunicación, incluidos televisores, teléfonos, tabletas, aplicaciones, etc. Priorice los materiales de aprendizaje y los contenidos educativos sobre los sin sentido o los violentos. No permita que su hijo (¡o un hermano mayor o un primo!) decida qué debe mirar su niño. ¡Muchos dramas suceden así! Al igual que los programas de televisión, todos los medios son “neutrales,” ni buenos ni malos; todo depende de los contenidos que estemos eligiendo para ellos.

Número seis: jugar con “nada.” Las investigaciones científicas demuestran que la mejor manera de estimular la imaginación de un niño (un componente enorme de la inteligencia humana) es dejarle jugar de manera no estructurada, por ejemplo, estando al aire libre y jugando con “nada” (hierba, hojas, guijarros, arena, tierra, etc.) en lugar de utilizar siempre los mismos juguetes o juegos y deportes que ya estén estructurados. Puede que sean muy divertidos, pero no estimulan lo suficiente su imaginación.

Número siete: modelar o predicar con el ejemplo, para demostrarle a su hijo que usted también está interesado en su educación; por ejemplo, preguntarles cómo les fue durante el día, qué cosas les llamaron más la atención y cuáles son sus necesidades como estudiante. Procure siempre facilitarles los materiales y libros que necesiten para su educación.

Número ocho: exposición a museos (reales o virtuales), actividades culturales apropiadas para la edad, actividades prácticas para niños de su edad; exposición a la música, la danza, los deportes y la naturaleza. Cada uno de estos añade nuevas piezas al gran rompecabezas del aprender, experimentar y, en última instancia, vivir y disfrutar la vida.

Número nueve: preservar y estimular el bilingüismo. El niño cuyo cerebro maneja dos o más idiomas es un niño más brillante, más inteligente e ingenioso, independientemente del idioma que sea, además de los extraordinarios beneficios que tienen las personas bilingües para encontrar empleo y posicionamientos en los Estados Unidos hoy en día.

Número diez: aplique estas sugerencias con regularidad y coherencia. Incluya a todos sus familiares cercanos porque, después de todo, “hace falta una villa para criar a un niño.”

*Juan Carlos Dumas es psicoterapeuta, escritor y educador público. Consultor en Salud Mental para la Secretaría de Salud y Servicios Humanos, preside el Comité de Asesoramiento en Salud de Manhattan Norte y el Centro Hispano de Salud Mental en Queens.