MOMENTOS FULGURANTES DE UNA PASIÓN

La condena de la violencia de género y el rescate de la mujer. Una propuesta a contracorriente del estereotipo de los relatos de tango.

Un despliegue de talentos emerge en La Pasión según Magdalena, a partir de la historia de tango ideada, escrita y producida por Juan Carlos Dumas. Sus textos cobran vuelo gracias al inspirado compositor Daniel Binelli. La creación de veinte temas, el ensamble musical con las voces y la presencia de la danza enriquecen esa concepción artística. La coreografía de Laura Roatto y la propuesta escénica de José Garófalo, dinamizan el enfoque aggiornado. Es un espectáculo con proyección internacional. Ráfagas del imaginario porteño. Teatro musical.

FUSIÓN Y DIÁLOGO DE DISCIPLINAS

Un maestro de ceremonias oficia como relator que matiza y engarza las vicisitudes de la trama. Aparece a telón cerrado.

Inmediatamente, desnudo en el escenario, el solo de bandoneón. A fueye abierto, la densidad sonora. Binelli improvisa sobre la melodía, inmerso en el momento irrepetible. Expande sus duendes en la gama de armónicos. Leit motiv de la obra. Síntesis de un destino, alma de Magdalena.

La irrupción de la milonga y el candombe fulguran en arrebatos culminantes, con lucimiento de músicos y bailarines. Sensualidad en las cadencias, finales eufóricos. El abrazo estrecho y las figuras que adornan la danza transmiten emoción.

En el drama cantado, los fragmentos líricos realzan el conflicto de la pareja. El encuentro y el desencuentro amoroso se juega entre actores-cantantes, implicados en la acción. Hay logradas transiciones entre lo teatral y su conversión bailable. Hasta el vértigo final del nexo musical y coreográfico.

Al principio irrumpe el coro eficaz de una manifestación. Avanza desde la platea y ocupa el escenario con banderas y estandartes. Vieja patria mía es un candombe coral con impulso. En el transcurso del espectáculo suceden melodías, canciones, el abrazo aéreo de la danza. Y concluye con una marcha de reminiscencias operísticas, que se aleja, decrece. En su centro el carácter de un tango instrumental expresa la fuerza y la violencia contemporánea, sin concesiones. La rítmica contundente, los ostinatos de una obsesión paranoica alcanzan su clímax. La obra comienza agitando banderas y acaba con otro ritual simbólico. Quizás un funeral del machismo. Asistimos a las ceremonias del amor, los celos, la agresión y la esperanza.

VIOLENCIA DE GÉNERO Y REVUELO COREOGRÁFICO

En la red de la trama se anudan los problemas existenciales, lo cotidiano. El ansia de superar la sobrevivencia, arañar lo extraordinario. La búsqueda de la libertad.

En un espacio acotado estalla el conflicto de la pareja. Escena de sexo y violencia en la cocina. La penetración del hombre, en la actitud del abrazo. El abuso. Eduardo introduce la pierna con una contorción de bailarín de tango. Las manos entre las faldas de la mujer, actuando la borrachera como autodestrucción.

Los lenguajes artísticos convergen en el enfoque del director José Garófalo, que responde a la propuesta dramático-musical de signo actualizado. Las situaciones extremas carecen de efectos gratuitos. La escena de realismo expresionista será compensada por otras de sentido onírico.

La mujer será revolcada por el piso. Violencia de género.

Recitado y canto en Me contaron, Magdalena mentirosa. El carácter de un tango expresa la fuerza y la violencia de una composición contemporánea, sin concesiones. Allí se aprecia el ritmo, su intensidad, la textura tímbrica.

A la voz varonil de Diego Bros, de francas acentuaciones, contesta Coni Marino con un rapeo, entre la entonación y el habla. Un recitado con colores imprevistos. Tucumán es una milonga con melodía nerviosa, frenética, que deriva hacia el impacto de una coreografía. El símbolo de los cuerpos atravesados por la música. Un milongón bailado.

Los versos de Pobre niña pobre originan una escena conmovedora de Magdalena Imagen de la mujer humillada. Se arrastra con las manos entre las piernas, tiembla en la postura fetal.
Se establece una correspondencia entre los sentimientos de la actriz y la metáfora poético-musical.

Juan Carlos Dumas dedicó a Daniel Binelli las palabras de Maestro Bandoneón. En la escena el cantor le habla al instrumento. Retorna el leit motiv, el motivo inicial, y estallan colores y matices. El músico despliega sus posibilidades expresivas. Clusters, racimos de sonido.

Fernando Blanco, de cualidades histriónicas, es el maestro de ceremonias. Su locuacidad tiene rítmica musical, oscilando entre lo disruptivo y la fragilidad. También canta Milonga al barrio de Mataderos. Relata las alternativas del contexto argentino donde transcurren los sucesos. Se convierte en un mago que origina saltos temporales.

Detiene la acción grupal, dando lugar a los hallazgos coreográficos. Los bailarines rebobinan sus movimientos en un flashback o anticipan los acontecimientos. Se advierte la ductilidad de la compañía.
Magdalena reencuentra un viejo amor (Magia misteriosa de tu querer) Un duetto con frases repetidas entre la protagonista y Esteban Dominichini. Pero el salón de baile, espacio milonguero, será el escenario donde estallen los celos y la agresión. La fatalidad.

El personaje de Gustavo Moro simboliza a la muerte. La desacraliza, con un rasgo singular. El actor despliega sus facetas de comediante. Recita y baila, juega un rol seductor que parece cortejar al machista violento. Se escucha un “son jarocho” música con tinte mexicano. Acorde a la visión que ironiza la actitud de la muerte.

Sara Parnigoni es una bailarina que responde a las exigencias de la vocalidad. Encarna a la tarotista que insufla optimismo a Magdalena, se convierte en su espíritu. Se entrecruzan los dúos, diálogo y contracanto. Escenas de un clima esotérico, dentro del delirio que envuelve a la protagonista.

El estilo del espectáculo se ajusta a la propuesta musical. No se trata del tango clásico o tradicional. La puesta en escena se adapta a la fusión de los lenguajes. Las posibilidades dramático-musicales permiten soltar la imaginación, soslayando el naturalismo, con trazos expresionistas y escenas surrealistas. Se rompe la linealidad narrativa, con elipsis, avances y retrocesos. Flash-back y flash forward.

CEREMONIA FINAL

El desenlace es un candombe pausado, de ritmo melancólico. En Lázaro se exhibe la ceremonia final, no precisamente la de Magdalena. Simboliza la muerte del macho. Resume la propuesta a contracorriente del estereotipo de las historias de tango. Remate alegórico. El coro entona la melodía Hasta que la muerte le robe el pudor. El grupo de baile amortaja al agresor, lo alza y conduce en procesión fuera del escenario, desciende por un pasillo de platea, mientras las voces apianan, se alejan, apagan.

El concepto teatral y coreográfico armoniza con la musicalidad expuesta. El compositor es uno de los máximos exponentes de la vanguardia del tango, excepcional bandoneonista. Heredero de la evolución del género, (que proviene de Julio De Caro, pasa por Osvaldo Pugliese y su orquesta típica, para desembocar en la música liminal de Astor Piazzolla), Daniel Binelli imprime sello propio a sus creaciones. Autor de conciertos de música clásica contemporánea, su trayectoria ha sido premiada por la Asociación de Críticos Musicales de la Argentina. Sus obras y actuaciones recorren escenarios del mundo

Esa estética se plasma en la jerarquía del afiatado quinteto que presenta en La pasión según Magdalena. Modulación y contrapunto. En el piano Polly Ferman, cuyos acordes y marcaciones resplandecen en pasajes festivos de la ceremonia. Ella acompaña al director en el arte y en la vida. El violinista Humberto Ridolfi luce sus melodismos y recursos técnicos en apariciones descollantes. La virtuosa complicidad en la guitarra de César Angeleri es un guiño para el melómano. En el contrabajo, la solvencia del versátil Martín Kel apoya y completa los momentos subyugantes del espectáculo. Las posibilidades expresivas del bandoneón cobran cuerpo en la digitación de Binelli, en sus arrebatos, la celeridad y la concentración. Clusters, ligados y staccatos que sobresaltan la atención. Los rubatos característicos del decir tanguero, su manera de frasear.

El cuerpo de baile, está integrado por Maira Sánchez, Laura Tilve, Cecilia Vicencio, Luz de Olano, Daro Farías, Fernando Aranda Martínez, Lucas Dinzelbacher y Juan Cupini. Detrás de sus proezas está la estilización de la experta coreógrafa Laura Roatta. Música increscendo, con los sentimientos que la danza imprime a los cuerpos.

Cabe mencionar a la productora y coordinadora Viviana Parra. Supo convocar al personal con un profesionalismo que sustenta el espectáculo.

OSVALDO ANDREOLI
Crítico cultural.
Asociación de críticos musicales de Argentina (ACMA)