Así como las estaciones definen al paisaje, el estado de ánimo del pintor definirá su creación poética. Poesía de formas, ritmos y contrastes, de luz y tono. El pintor se presenta frente a su motivo y lo olvida todo; en ese devenir de lo imprevisto está su alma que con su tacto vivificador todo lo anima: líneas y colores que sintonizan, que se unen visible e invisiblemente, porque la poesía teje sus conciertos con materiales del espíritu.
Tal árbol una mancha y una forma, que se contrapone con el cielo y una nube que también son mancha y forma, geometría y armonía, un puro y simple acto de pintura.
Federico Méndez
Montevideo, noviembre de 2019
Exponen:
Pablo Andregnette, Felicia de Azevedo, Marcela Ambrois, Albertina Piana, Federico Méndez, Cecilia Pollio, Esteban Arboleda, Ma. Eugenia Méndez, Marcelo Teixeira, María Casaravilla.