Luis J. Piriz

Qué partido raro fue el de Argentina-Islandia: si antes de jugarlo el técnico islandés firmaba el empate, me imagino que ahora que se vio con más detalle las incidencias del juego, con un 73% de posesión del balón a favor de Argentina y el resultado en empate, en Islandia estarán de fiesta todo el mes.

Porque, mire amigo lector: si a su frente usted tiene una selección integrada por figuras de renombre mundial, que una de ellas es Lionel Messi, que juegan en los mejores equipos de Europa, que cobran cifras exorbitantes, que viven en lujosas mansiones, y que cuentan con una infraestructura formidable para entrenar, lo primero que le viene a la mente es que al equipo rival le va a pasar por arriba.

Del otro lado, usted ve a una selección que viene de un país que se encuentra cerca del círculo polar ártico, con cerca de 325.000 habitantes, que históricamente es desconocida, que los nombres de sus jugadores usted los busca en Internet y carecen de récord y que su liga local ni siquiera la conocen las grandes cadenas deportivas, lo primero que le viene a la mente es que se va a comer una goleada.

Pero contra todo pronóstico, David venció a Goliat, porque yo creo y dudo que haya dos opiniones, el empate logrado por Islandia es un triunfo para ellos y una derrota para la Argentina, ya que lo que vimos hoy de Islandia fue mejor que lo que ofreció Egipto ante Uruguay: un sistema ultra conocido como el 4-4-2 y muy bien ordenado y aplicado, pudo frenar a uno de los candidatos naturales, y aquí entra uno a preguntarse: ¿cómo es posible que Sampaoli, el técnico argentino, no pudo superar ese sistema defensivo del rival, diciendo, para empeorar las cosas en la conferencia de prensa, que a Messi le “fue muy difícil hacer su juego habitual, porque siempre estuvo muy marcado”

Pero desde que se inventó el fútbol, siempre hay que marcar, robar el balón y contragolpear, o ¿acaso Sampaoli creyó que los islandeses no lo iban a marcar a Messi? ¿Creía que lo iban a dejar llegar al área sin marcadores a su alrededor? Peor aún: Messi malogra un penal a falta de 17 minutos para el final y todavía el técnico dice que “no le dejaron elaborar su juego”, o sea, el goalkeeper ¿debió dejar que Messi anotara el gol?

Para mi hay solo una razón: aun si Messi hubiese anotado el penal y Argentina se hubiera llevado el triunfo, la táctica de Sampaoli no habría dado los resultados esperados: con un arsenal de estrellas, debió pasarle por arriba a Islandia… pero no pudo.

Ahora, cuando juegue contra Croacia, seguramente dirá que Argentina saldrá triunfante “si los croatas dejan que Messi elabore su juego”

“Messiento” raro tratando de explicar este resultado.