por Juan Carlos Dumas, Ph.D.

Muchas perturbaciones emocionales y estreses se generan al pensar en la vida en términos demasiado rígidos, predeterminados o absolutos. Es importante aprender a contrarrestar estas creencias absolutas para que la vida sea más cómoda y eficaz. Al aferrarnos incondicionalmente a ciertas creencias que son a la vez irracionales e imposibles de obtener, nos sentimos frustrados. Lo que hay que hacer es aprender a evitar o superar estas creencias desafiándolas repetidamente.

Las siguientes opiniones y afirmaciones son típicas del tipo de cosas que las personas se dicen a sí mismas y que las hacen sentir molestas y angustiadas. Reaccionar a estas creencias y pensamientos erróneos sin cuestionarlos provoca trastornos emocionales. Por el contrario, cambiar este sistema de creencias con lo que llamamos “restructuraciones cognitivas” y “desdramatizaciones” permite una vida más efectiva (es decir, lograr las metas que nos hemos propuesto) y eficiente (es decir, con menos desgaste emocional).

  1. Querer algo de cierta manera no significa que tenga que ser así. No hay absolutamente ninguna razón por la que las cosas deban pasar a tu manera. Sería bueno que las cosas ocurrieran a tu manera, sin embargo, es imposible que todo salga como a uno le gustaría.
  1. “Querer” algo es reconocer que puedes vivir sin ello. Decirse a uno mismo que “necesita” algo es decir que moriría o no podría funcionar sin ello. Las personas tan necesitadas son infelices y frustradas, y a menudo culpan a los demás por los problemas. Las personas ambiciosas son luchadoras que siguen trabajando por lo que quieren. No tener algo que quieres no es tan malo. No tener algo que crees que necesitas se vuelve horrible.
  1. Cometerás errores. Todos cometemos errores. Vale la pena luchar por la perfección, pero es inalcanzable en la vida. Los errores se ven mejor como señales de tráfico que le indican a uno que analice lo que hizo para evitar futuros errores.
  1. Eres bueno en algunas cosas y menos bueno en otras. No se puede hacer todo bien. Nadie puede. Reconoce esto. Exigirte que seas excelente en todo lo que intentes es injusto contigo mismo. También le quita diversión a la vida. No es necesario ser bueno en algo para disfrutarlo (deportes, canto, arte, etc.).
  1. Solo tienes cierto control sobre los eventos. No puedes controlar ni influir en gran parte de lo que sucede en la vida. Preocuparse, anticipar cosas malas, resulta en nerviosismo, estrés y enfermedad. Ser flexible y razonable te permitirá ser más efectivo al lidiar con los eventos de la vida.
  1. No estás definido por tu comportamiento. Hacer algo estúpido no significa que seas estúpido. Etiquetarse a sí mismo en función de una o dos acciones es irracional y claramente contraproducente. No exageres tus fracasos. Recuerda todas las buenas cualidades que tienes y todas las cosas que lograste.
  1. No serás querido o apreciado por todas las personas que conozcas. Nadie es universalmente querido. Así es el mundo. Exigir o esperar gustarle a todos es una tontería, un imposible. Piensa: ¿te agradan a ti todas las personas que conoces? En lugar de pasar un mal rato, invierte esa energía en alguien nuevo.
  1. No tienes que comportarte o pensar de cierta manera. Las personas pueden esperar que te sientas o actúes de cierta manera, pero eso no significa que debas cumplir con sus deseos. Además, no hacer lo que otra persona quiere no te convierte en una persona mala, solo significa que estás haciendo lo que quieres hacer y no lo que ellos esperan. Creer que debes comportarte como los demás querrían y luego evaluarte a ti mismo como malo resultará en sentirte culpable. La culpa, salvo excepciones, es una emoción inútil porque nos paraliza y nos hace incapaces de obtener lo que queremos. Sentirse triste o mal es razonable. Sentirse culpable es como darse un golpe en la cabeza; rara vez hace falta. El dolor es puramente causado por uno mismo y es a la vez innecesario.
  1. No siempre puedes estar cómodo. La vida no siempre es justa. Te encontrarás en lugares o con personas que no te agradan o que no te hacen sentir bien. Está bien sentirse incómodo; eso es normal y humano. Es irracional y contraproducente sentirse miserable en lugar de sentirse incómodo.
  1. ¡La decisión es tuya! Cuando te enfrentes a emociones negativas poderosas, pregúntate:
  • ¿Qué es lo peor que podría pasar?
  • ¿Es probable o no?
  • ¿Puedo vivir con eso que puede pasar?
  • ¿Qué exigencias estoy haciendo que estén resultando en mi propia incomodidad?
  • ¿Qué puedo decirme a mí mismo sobre esta situación para que me sienta más cómodo?

Aprenda a reconocer estas creencias prejuiciosas o exageradas en tu forma de pensar, aprende a cambiarlas y te sentirás más tranquilo y evitarás perturbaciones emocionales extremas. Tienes ese poder, esa habilidad. Úsala y te sentirás mejor y más libre.

*Juan Carlos Dumas es psicoterapeuta, escritor y educador público. Consultor en Salud Mental para la Secretaría de Salud y Servicios Humanos, preside el Comité de Asesoramiento en Salud de North Manhattan y el Centro Hispano de Salud Mental en Queens.