El alivio de los síntomas y los hábitos saludables son los principales objetivos en el tratamiento de enfermedades cardíacas crónicas
La nueva guía clínica de la American Heart Association y el American College of Cardiology destaca las recomendaciones para diagnosticar, tratar y controlar los riesgos y síntomas de las personas con enfermedades coronarias crónicas
Aspectos destacados de la declaración:
- El estilo de vida saludable y los hábitos alimentarios siguen siendo los aspectos fundamentales en el tratamiento de más de 20 millones de personas diagnosticadas con enfermedades cardíacas en los EE.UU., que, en conjunto se denominan enfermedades coronarias crónicas (CCD), según la primera actualización integral de la guía sobre CCD en una década de la American Heart Association y el American College of Cardiology.
- La guía establece que las principales prioridades en el tratamiento deben ser reducir el riesgo futuro de eventos cardiovasculares del paciente y proporcionar alivio de los síntomas y una mejor calidad de vida.
- También destaca la colaboración entre los médicos de atención primaria y los distintos miembros del equipo de cardiología para tratar las CCD y actualiza las recomendaciones sobre pruebas de seguimiento, medicamentos y suplementos nutricionales.
Para los más de 20 millones de personas en los EE.UU. con enfermedades coronarias crónicas, una dieta y un estilo de vida saludables para el corazón son las mejores maneras de prevenir que su salud empeore, según indica la última guía conjunta sobre enfermedades coronarias crónicas de la American Heart Association y el American College of Cardiology.
La guía, publicada en la revista médica insignia Circulation de la American Heart Association y en la revista profesional Journal of the American College of Cardiology, confirma la importancia de llevar una dieta saludable, realizar actividad física regular y no fumar, al tiempo que actualiza varias recomendaciones de medicamentos, que incluyen el uso de inhibidores de SGLT-2, betabloqueadores agonistas del receptor de GLP-1, ácido bempedoico e inclisirán, según los datos científicos más recientes.
Las enfermedades coronarias crónicas (CCD) hacen referencia en forma genérica a una variedad de afecciones vasculares y cardíacas a largo plazo, que presentan un flujo sanguíneo inadecuado hacia o desde el corazón. Se aplica a personas con dolor de pecho crónico relacionado con el corazón; personas que han tenido un ataque cardíaco, tienen un stent coronario o se han sometido a una cirugía de revascularización; y personas que tienen evidencia de flujo sanguíneo reducido al corazón según las pruebas de diagnóstico.
“La ciencia que sirve de base para la administración de la atención de las personas con enfermedades coronarias crónicas ha evolucionado significativamente desde la guía de 2012 y la subsiguiente actualización de 2014 ”, explicó Salim S. Virani, M.D., Ph.D., FAHA, FACC, Presidente del comité de redacción conjunto de la guía de la American Heart Association y el American College of Cardiology, Vicerrector de Investigación en la Universidad Aga Khan en Pakistán, Cardiólogo en el Texas Heart Institute y Profesor Adjunto en el Baylor College of Medicine, ambos ubicados en Houston. “La buena noticia es que las enfermedades coronarias crónicas ahora son muy manejables. Con hábitos de vida saludables y tratamiento médico, el cual ha avanzado enormemente, el pronóstico para los pacientes con CCD ha mejorado en gran medida”.
La American Heart Association y el American College of Cardiology proporcionan tres principios para el manejo de pacientes con CCD:
- Priorizar el tratamiento en función del riesgo del paciente de futuros eventos cardiovasculares.
- El alivio de los síntomas y la calidad de vida son sumamente importantes.
- Se recomienda la atención en equipo para las personas con CCD, que incluye médicos de atención primaria en colaboración con especialistas en cardiología.
La calidad de vida es un aspecto importante que debe considerarse e incluye evaluar las opciones de tratamiento desde la perspectiva del paciente. La guía recomienda que los médicos realicen una evaluación integral de los riesgos en las visitas de seguimiento anuales a fin de analizar todos los factores médicos y sociales que están asociados con la salud del corazón en pacientes con CCD.
Se recomienda a los médicos que revisen cuidadosamente la evaluación de riesgos junto con sus pacientes y les proporcionen información sobre el manejo de los síntomas y las opciones de tratamiento, a fin de que puedan participar activamente en las decisiones relacionadas con su atención. En algunos casos, según la evaluación de riesgos y las conversaciones con el paciente, los médicos pueden recomendar tratamientos para el alivio de los síntomas, los cuales quizá no prolonguen la vida ni reduzcan el riesgo de eventos cardiovasculares.
“Es fundamental que los pacientes con CCD tengan conversaciones periódicas sobre su afección con sus profesionales de la salud”, dijo L. Kristin Newby, M.D., MHS, copresidenta del comité y profesora de medicina en Duke University School of Medicine (Durham, NC). “Estas conversaciones son necesarias para garantizar que los pacientes sigan la dieta, la actividad física y otras recomendaciones de estilo de vida más recientes y reciban todos los tratamientos adecuados basados en la evidencia. Esto ayuda a equilibrar una buena calidad de vida con la reducción del riesgo de un futuro evento cardiovascular”.
La guía hace hincapié en la coordinación de la atención entre los profesionales de atención primaria y cardiovascular, ya que el equipo de atención interactúa con una persona con CCD varias veces durante un período prolongado y el tratamiento debe evaluarse continuamente.
“La gestión de CCD es un trabajo de equipo”, explicó Virani. “Los médicos, tanto de atención primaria como los especialistas, deben aprovechar a todos los miembros del equipo de atención cardiovascular, incluidos médicos, enfermeros practicantes, asistentes médicos, personal de enfermería y asistentes, farmacéuticos, dietistas, fisiólogos del ejercicio, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y del habla, psicólogos y asistentes sociales para maximizar los beneficios para los pacientes con CCD”.
Las recomendaciones adicionales sobre medicamentos y estilo de vida de la guía incluyen las siguientes:
- Medicamentos para reducir la glucosa. Dos clases de medicamentos que se usan tradicionalmente para tratar la diabetes tipo 2, los inhibidores de SGLT-2 y los agonistas del receptor de GLP-1, tienen beneficios cardiovasculares potenciales además de controlar el azúcar en la sangre. Ambos tipos de medicamentos ayudan a perder peso, reducen el avance de enfermedades renales y disminuyen el riesgo de eventos cardiovasculares, incluso en pacientes con CCD que no tienen diabetes tipo 2.
- Medicamentos betabloqueadores. Los betabloqueadores son una clase de medicamentos que disminuyen la frecuencia cardíaca y la fuerza de las contracciones del corazón, lo que reduce la presión arterial. Como novedad en esta guía, no se recomienda el uso rutinario de betabloqueadores durante más de un año en pacientes con CCD que no han tenido un ataque cardíaco en el último año o aquellos que tienen fracción de eyección del ventrículo izquierdo igual o superior al 50 % (lo que significa que el corazón está bombeando sangre de manera eficaz para satisfacer las necesidades del cuerpo).
- Nuevos medicamentos para reducir el colesterol. Las estatinas siguen siendo la primera opción de medicamentos para reducir el colesterol. Sin embargo, se pueden considerar medicamentos más nuevos para el tratamiento de personas con CCD cuyos niveles de colesterol siguen siendo elevados o para quienes no toleran las estatinas. Estos medicamentos incluyen ezetimiba, inhibidores de PCSK9, ácido bempedoico e inclisirán.
- Menos tiempo de administración de medicamentos antiplaquetarios. Los medicamentos antiplaquetarios ayudan a evitar la coagulación en personas que han tenido un ataque cardíaco, un ataque o derrame cerebral, dolor en el pecho u otras afecciones cardiovasculares. Se puede agregar un segundo medicamento antiplaquetario al régimen de tratamiento para algunos pacientes, que se conoce como terapia antiplaquetaria dual. La guía recomienda que, en varias circunstancias, la duración de la terapia antiplaquetaria dual sea menor.
- Suplementos no recomendados. No hay suficiente evidencia que demuestre si la nutrición o los suplementos nutricionales sin receta, incluidos los ácidos grasos omega-3, las vitaminas C, D o E, el betacaroteno o el calcio, son beneficiosos para las personas con CCD.
- Cuando no se necesitan pruebas, no se recomiendan exámenes de seguimiento de rutina con pruebas de estrés o tomografía computarizada para pacientes que reciben terapias conforme a la guía y no han presentado ningún cambio en los síntomas o el estado funcional.
- Dejar de fumar. Para las personas con enfermedades coronarias crónicas que fuman regularmente, se recomiendan intervenciones conductuales en combinación con la terapia de reemplazo de nicotina como ayuda para abandonar el hábito de fumar. En determinados pacientes con enfermedades coronarias crónicas que fuman regularmente, se puede considerar el uso a corto plazo de cigarrillos electrónicos para que dejen de fumar en consulta con un profesional médico. Sin embargo, se debe advertir a las personas que usan cigarrillos electrónicos como método para dejar de fumar sobre el riesgo de desarrollar una dependencia a largo plazo a los cigarrillos electrónicos y se les debe recomendar que abandonen el hábito de inmediato para evitar posibles riesgos a largo plazo. Debido a la falta de datos de seguridad a largo plazo y los riesgos del uso continuo, los cigarrillos electrónicos no se recomiendan como terapia de primera línea para dejar de fumar en personas con enfermedades coronarias crónicas.
“Nuestra comprensión sobre el papel de los determinantes sociales de la salud, la toma de decisiones compartida y la necesidad de aprovechar al máximo un enfoque de atención basado en la colaboración en equipo ha evolucionado y mejorado en función de la nueva evidencia”, explicó Virani. “La guía consolida la nueva información para formular las recomendaciones basadas en evidencia más recientes a fin de orientar la atención de las personas con CCD”
Durante más de 40 años, la American Heart Association y el American College of Cardiology han colaborado para traducir la evidencia científica en guías de práctica clínica, que incluyen recomendaciones para mejorar la salud cardiovascular. Esta guía fue desarrollada en forma colaborativa y cuenta con el respaldo del American College of Clinical Pharmacy, la American Society for Preventive Cardiology, la National Lipid Association y la Preventive Cardiovascular Nurses Association. También cuenta con el respaldo de la Society for Cardiovascular Angiography and Interventions. El grupo de redacción incluyó representantes de cada una de las organizaciones colaboradoras.
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