UNA MUJER FANTASTICA (A fantasticwoman)

Film chileno ganador del Oscar como mejor película extranjera.
Dirección de Sebastián Lelio, con Aline Kuppenheim, Daniela Vega, Francisco Reyes, Luis Gnecco

Michelangelo Tarditti
michelangelotarditti@gmail.com

La industria del cinema internacional, debe antes o después, hacer cuentas con la Academia de los Oscar, si quiere dar a su producto una trascendencia que abarque una ampliación de límites de su distribución.

Una mujer fantástica”, del cine chileno, tiene este año esta posibilidad para beneplácito de la industria latinoamericana.

Latinoamérica, posiblemente encabezada por Argentina con su nominada al Oscar “La tregua” en 1974, “La historia oficial” premiada en 1985, “El secreto de sus ojos”, premiada en el 2009, “Relatos salvajes”, nominada en 2014, (prestigio fílmico argentino que se arrastra desde los años del 900 seguramente).

Un Méjico premiado en este 2018 por su director Guillermo del Toro, con su magnífica “La forma del agua”, y en diversas oportunidades premiando también por el otro gran mejicano: Alejandro González Iñarritu. La lista de nominaciones y premios a la producción fílmica de la América Latina sería enorme.

Filmes, curiosos, creativos, antropológicamente exuberantes, por provenir de una cultura exuberante y colorida, (recuerdo “Las 7 cajas”, de Paraguay en el 2012), deja una impronta de viento nuevo, regenerador de temáticas comprometidas, difíciles, o conflictivas.

Este film de Sebastián Lelio enfrenta la temática de la aceptación del diverso, del diferente. Este prejuicio, que hace despreciar o agredir a personas que son, o que eligen, una condición sexual diferente, (decidir ser transexual, por ejemplo) debe ser, quizás, uno de las decisiones de cambio, de mayor coraje a enfrentar por el ser humano. Y es una decisión personal que va respetada. Nadie puede arrogarse autoridad para opinar sobre las decisiones de los otros seres humanos. Hacerlo es índice de ignorancia, prepotencia, soberbia, prejuicio, homofobia, y otras yerbas.

Solo el hecho de no estar de acuerdo con la identidad biológica original debe ser un gran conflicto inicial. Un gran dolor para el que lo sufre. El sentido humanitario debiera ser el de apoyar, ayudar, comprender, y no en cambio, defenestrar, agredir, humillar, insultar, con impiedad inusitada.

No sabría decir si “Una mujer fantástica”, es un film de aquellos típicos de Oscar, algunos aspectos de la realización podrían ser discutidas, pero, el arte tiene como misión fundamental la de ayudar a entender lo difícil, para humanamente poder solidarizarnos con las debilidades de nuestro género.

Nadie, absolutamente nadie, tiene derecho sobre los otros. Ni de dominio. Ni de censura. Nacimos libres y somos libres, debemos actuar en el respeto de los demás y debemos decidir por nosotros. Somos responsables por gracia y dominio del libre albedrío. Somos dueños y debemos de gobernarnos con nuestra propia mente. Ese es el objetivo. Ese es el “imperativo categórico” kantiano.

Dolorosa, sorprendente, inquietante, movilizante, atrapante, eso es “Una mujer fantástica