HISTÓRICA MUESTRA DE PICASSO EN URUGUAY
Por Ma. Eugenia Méndez-Marconi Licenciada en Artes-Dibujo y Pintura. Museóloga. Docente, Ayudante del Instituto Escuela Nacional de Bellas Artes – Universidad de la República, Uruguay. Exposiciones e investigación, Fundación José Gurvich. eugmend@gmail.com
Recientemente, por primera vez, Uruguay tuvo la posibilidad de recibir una exposición específica de pinturas de Pablo Picasso (1881-1973), en el marco del programa Picasso Mundo del Musée National Picasso-Paris; para el cual se seleccionaron siete países de destino para dar a conocer obras del artista con el cometido de llegar a nuevos públicos.
Las obras de uno de los artistas más influyentes del siglo XX y de la historia del arte, se exhibieron en el Museo Nacional de Artes Visuales (MNAV) de Montevideo, siendo el primer destino del programa Picasso Mundo, por iniciativa de Laurent Le Bon, presidente del Musée National Picasso-Paris, y del coleccionista Jorge Helft.
Picasso en Uruguay -denominada así la exposición- fue una muestra ideada exclusivamente para nuestro país, por lo cual no se planificó itinerancia en otras ciudades.
Dicha exposición fue el resultado de un arduo trabajo y estudio que se propuso presentar al artista desde su vida y su obra, y su relación con nuestro país desde el vínculo que existió con el artista Joaquín Torres-García, y por el secretario de Picasso, Jaime Sabartés, quien residió en nuestro país entre 1928 y 1935.
<<Uruguay resuena en la obra de Pablo Picasso a través de la figura de Joaquín Torres García, pintor uruguayo radicado en Barcelona a partir de 1882 y que frecuentó los mismos lugares y los mismos círculos artísticos que Picasso”, explicó Laurent Le Bon, presidente del Musée National Picasso-Paris.>> (Dosier de prensa, MNAV, 2019, p.4)
Bajo la curaduría de Emmanuel Guigon, director del Museu Picasso de Barcelona, se presentó en el MNAV un total de 42 obras del artista transgresor español; las cuales pertenecen en su mayor parte a la colección del Musée National Picasso-Paris y el resto proceden del Museu Picasso Barcelona. Asimismo, se complementaron con fotografías, documentación de época y un audiovisual que registraba al artista de niño.
“Entre las obras presentadas se destacan:
Un busto al óleo, estudio previo de Les Demoiselles d’Avignon, realizado por Picasso en París en la primavera de 1907; Bouteille d’anis del Mono et compotier avec grappe de raisin, otoño 1915; Le Baiser, verano 1925; Tête de femme, 1931 -1932; Dormeuse aux persiennes, 25 abril 1936; Buste de femme au chapeau, 9 junio 1941; Céramique Chouette, 30 diciembre 1949; Las Meninas [María Agustina Sarmiento], Cannes, 9 octubre 1957 y Musicien, 26 mayo 1972.” (Ibídem, p.5)
(c)Succession Picasso 2019
Pablo Picasso
Buste (étude pour “Les Demoiselles d’Avignon”)
Musée national Picasso-París
En la exposición se pudo apreciar algunos documentos que dan cuenta de la relación entre Picasso y Torres-García, por ejemplo, las tapas de un manuscrito realizado por el artista uruguayo pertenecientes a la colección del Museo Torres-García de Montevideo. El contenido de las mencionadas tapas fue destruido por el propio Torres-García, tras un “desencuentro” con el pintor español.
La exhibición se presentó con una selección de obras representativas de las distintas épocas de Picasso, agrupadas por el curador; lo que generó un recorrido en seis secciones:
1) Barcelona modernista: dio cuenta de los primeros años de formación academicista de Picasso en la Barcelona modernista hasta su período azul. Se presentó sucintamente el vínculo con Torres-García, y el ambiente cultural bohemio.
2) El cubismo en escena: plasmó obras influenciadas tras su llegada a París, donde transforma los rostros de sus pinturas en formas más sintéticas ligadas a máscaras, y en otros casos las representaciones apuntan a la bidimensionalidad pictórica, desde la descomposición de planos de visión; algo que posteriormente devendría en sus collages.
3) Metamorfosis de entreguerras: mostró el acercamiento de Picasso al surrealismo durante la segunda mitad de los años 20. “Sus composiciones adquieren una monumentalidad grotesca y violenta, que da lugar a inquietantes metamorfosis de la silueta femenina. El lenguaje cubista pervive en el doble juego de las formas: en Figura y perfil (1928), los elementos devienen intercambiables para formar cuatro rostros distintos. Sin embargo, el espacio pictórico se pliega y las rectas se ondulan. […] La deformación y la abyección de cuerpos que se derriten conservando su materialidad advierten una intención escultórica que se materializa con las piezas de bronce que Picasso elabora con su amigo el escultor Julio González en 1928.” (Íbidem, p.11)
4) El triunfo del erotismo: remitió a la sensualidad de las formas que evoca la modelo, su musa. “El rostro de la modelo se convierte en el objeto de estudio del artista: los contornos y volúmenes son reseguidos y palpados al detalle. La exploración sensual de la voluptuosidad de Marie-Thérèse da lugar a bustos delicados en yeso y bronce.” (Ibídem, p.12) Aquí también se presenta el retrato de su hija Maya con muñeca (1938). Posteriormente conoce a Dora Maar, quien sería modelo y amante. “La rudeza de los retratos de Maar, como Busto de mujer con sombrero (1941), encierra el dolor goyesco del clima reinante del momento, que se prolongaría durante los horrores de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).” (Ídem)
(c)Succession Picasso 2019
Pablo Picasso
Tête de femme
Musée national Picasso-París
5) Cerámicas: Tras su llegada a Montmartre y por el contacto con el escultor Paco Durrio, incursiona en la cerámica. En Vallauris, Picasso encarga Madoura piezas de arcilla, las cuales intervendrá modelando y pintando con un estilo propio.
6) El último Picasso: período en el cual Picasso dialoga con los grandes Maestros de la Pintura Delacroix, Velázquez y Manet. “El regreso a los Maestros es un gesto de volver la vista hacia la historia del arte, un ejercicio de reflexión sobre la propia tarea del artista quien, a su edad tardía, se plantea su lugar en la tradición pictórica y el legado que resta como su memoria.” (ibídem, p.14)
Algunos puntos de encuentro y desencuentro entre los dos maestros del arte
Ambos artistas llegan a Barcelona con sus familias. Por un lado, en 1895 Pablo Ruiz Picasso junto a su familia llegan a Barcelona para fijar residencia, dado que su padre Don José Ruiz enseñaría en la Escuela de Bellas Artes de la Llotja; en la cual ya había ingresado Joaquín Torres-García en 1892 tras haber llegado con sus padres y hermana desde Mataró.
En 1896 se lleva a cabo la “III Exposició General de Belles Arts i Indústries Artístiques”, en la cual Picasso exhibe La Primera Comunión, recibiendo muy buenas críticas. Paralelamente en la misma muestra, en la sección de artistas extranjeros participa Torres-García, quien recibe una mención honorífica por un afiche publicitario en acuarela.
El ambiente artístico en Barcelona de fines del siglo XIX y principios del XX tuvo como uno de los puntos de encuentro Els Quatre Gats, una taberna (cabaré, café, restaurante y cervecería, inspirado en el cabaré Le Chat Noir “el gato negro” de París) inaugurado a fines del s XIX y fue frecuentado por artistas e intelectuales. Allí coinciden nuevamente Torres-García y Picasso.
En dicho establecimiento, además de generarse tertulias, cenas, reuniones relacionadas al arte y espectáculos, se realizaron exposiciones de obras, y fue allí donde Picasso realizaría su primera exposición individual en el año 1900.
Torres-García llega a París en 1920, tras haber vivido varios años en Barcelona, en los cuales vivió el infortunio ocurrido con los murales que le encargaron para el Salón de Sant Jordi (antiguo Palau de la Generalitat, adquirido como sede de la Diputación de Barcelona).
Con muchas incertidumbres, casi al día siguiente de arribar a una nueva ciudad, busca a Picasso para que lo oriente. Hecho que luego narra en su texto autobiográfico Historia de mi vida (1939):
“[…] Por eso piensa que quizás será más cuerdo quedarse en París (¡y lo que tendrá que arrepentirse de no haber seguido esa inspiración!) Duda, pero allí se encuentra desorientado, y los amigos que ha encontrado en el hotel no le animan. Entonces se decide ir a ver a Picasso. Ya es un hombre de prestigio y podrá hacer algo por él.” (pp.184 y 185)
(c)Succession Picasso 2019
Pablo Picasso
Dormeuse aux persiennes
Musée national Picasso-París
Torres-García es aconsejado por Picasso para que éste no vaya a América –otra posibilidad que se planteaba-, sugiriendo por otra parte ir ambos al día siguiente a ver un marchand de arte, para indagar las posibilidades existentes. Impaciente, Torres-García acude a la cita:
“Llama… y la criada le dice que Picasso no está en casa. Entonces escribe que volverá al día siguiente. Nuevas horas de impaciencia. Y Allí vuelve otra vez, y recibe idéntica respuesta. Comprende… Entonces pide a la sirvienta que quiera entregarle unas fotografías [de sus obras] que allí dejó. Y ésta, como es natural, no puede hacerlo sin el consentimiento de su amo. Vuelve a escribir: Picasso, haga el favor de dar orden de que se me entreguen las fotografías que le dejé ayer; volveré por ellas dentro de una hora. Al volver allí, al cabo de ese tiempo, le entregaron las fotografías. Picasso estaba allí y no quería recibirlo.” (1939, pp.185 y 186)
Años después Torres-García -luego de haber vivido en New York y en Italia- al regresar a París en 1926, se contacta con el escultor Julio González –obrero del hierro, quien también frecuentó Els Quatre Gats, y que posteriormente realizó esculturas encargadas por Picasso-. En el taller de él Torres-García se reencuentra con Picasso, quien le extiende la mano en un saludo cordial.
En otra oportunidad que Torres-García visita a González –lo hacía a menudo- le comenta sobre las experiencias anteriores con Picasso, y tras un intercambio de puntos de vista donde Torres-García escucha la postura de González, quien justifica las actitudes incomprensibles del artista malagueño debido a una tragedia personal.
Esta idea quedó en la cabeza del pintor uruguayo, quien tras compartirla con un poeta amigo, éste le aconsejó escribir al respecto.
Sorprendentemente, tras una ayuda económica brindada por Picasso, y dando el beneficio a la duda de sus otras experiencias -y en desacuerdo con su esposa Manolita Piña-, Torres-García decidió escribir “un verdadero Picasso al revés”; sin embargo, el dicho libro no sería publicado, pues ambos artistas no lograron ponerse de acuerdo en los pormenores de la edición, por lo cual, tras un nuevo entredicho, Torres-García echó el manuscrito al fuego. (1939, p.281)
Una antesala que lo recibe
En homenaje a esta vinculo de dos grandes maestros del arte, que se encontraron en más de una oportunidad, se presentó una antesala para Picasso en Uruguay donde se exhibieron algunas obras de Torres-García, entre ellas dos grandes pinturas de 1919.
Si bien en la exposición, como ya se mencionó, no se profundizó en el vínculo entre ambos artistas, en catálogo de la muestra se desarrolló más al respecto.
Del mismo modo, se incluyeron en la mencionada antesala algunas obras del artista uruguayo Rafael Barradas; quien, si bien no tuvo un vínculo directo con Picasso, sí lo tuvo con el medio español de las vanguardias, en el cual conoció a varias personalidades del medio artístico.
Al finalizar el recorrido se podía apreciar una cronología sobre la vida y obra de Picasso en relación a ciertos hechos del contexto histórico.
La organización de la muestra estuvo a cargo del Museo Nacional de Artes Visuales, Musée National Picasso-Paris, Museu Picasso de Barcelona; junto con el auspicio de la Embajada de Francia en Uruguay.
Sin lugar a dudas, una muestra que permanecerá en los recuerdos de los uruguayos.
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Referencias bibliográficas:
Torres-García, J. (1939). Historia de mi vida. Montevideo: Publicaciones de la Asociación de Arte Constructivo
MNAV (2019). Dosier de prensa Picasso en Uruguay. Recuperado de: http://mnav.gub.uy/cms.php?e=picasso2019
Imágenes:
Agradecemos especialmente al Sr. Enrique Aguerre, director del Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo, por la cortesía de brindarnos las imágenes que acompañan el presente artículo.